Alguno
quizás le sorprende el título o tema de este artículo pero es que nos
encontramos a puertas de la semifinal y final del mundial de fútbol Sudáfrica
2010.
Recordamos
las palabras del Cardenal Ratzinguer hoy Benedicto XVI que define al fútbol “como un fenómeno genuinamente humano”, puesto
“que ayuda al hombre a auto disciplinarse
y le enseña a colaborar con los demás dentro de un equipo, mostrándole como
puede enfrentarse con los otros de una forma noble”.
La
selección argentina que clasificó angustiosamente al mundial,consiguió
reorganizarse y generar muchas expectativas por su juego, sus goles y sus
partidos ganados, especialmente en la primera ronda del mundial. No se puede
negar que para no pocos aficionados después de la primera ronda Argentina era
uno de los candidatos a salir campeón, incluso después del partido con México,
en el que supo aprovechar muy bien las equivocaciones del árbitro, del rival, y
el propio talento personal.
Y
algunos todavía se preguntan ¿Qué tiene que ver el fútbol? O más aun, ¿Qué
tiene que ver Argentina y su derrota con el trabajo en equipo y el liderazgo?
Y
es que la diferencia entre Alemania y Argentina nos habla de un tema
fundamental de los muchos, que tiene el liderazgo de organizaciones o la relación
de los hombres en su trabajo. Este tema es el trabajo en equipo. Todos sabemos
lo importante que es hoy en día aprender a trabajar en equipo para lograr
cumplir con nuestra misión y lograr nuestros objetivos. Alemania siempre ha
sido un equipo que ha priorizado lo colectivo, lo grupal sobre lo individual, y
este de Sudáfrica 2010 no es distinto. En cambio Argentina basó sus éxitos y
sus triunfos en sus individualidades.
Si
bien Argentina obtuvo cuatro triunfos seguidos, incluso por marcadores
contundentes y abultados, siempre se notó una carencia radical en el equipo
como conjunto, como colectividad. Se notaba una debilidad en su defensa,
incluso lentitud y desincronizacion en la misma. El medio campo no lograba defender como debía
y tampoco salir jugando con rapidez. La mayoría de estos errores se notaron muchísimo
en el partido con México, donde se veía un equipo partido, un equipo que no
tenía fluidez y comunicación entre la defensa y la delantera.
El
Director Técnico de Alemania Löw sacó una foto perfecta cuando dijo que a los
volantes y puntas argentinos no les gustaba volver. “Se vieron líneas separadas, laterales con dificultad para cubrir su
zona y el volante externo que buscaba juego, un equipo partido en ese cuatro
para atacar y seis para defender”[1].
Y
claro, a un equipo que más que un equipo fue una suma de buenas y grandes
individualidades le quedaba poco tiempo en un mundial tan competitivo como el
que venimos presenciando.
Se
ve claramente entonces la importancia de trabajar en equipo. De aquí surgen
temas tan actuales como la integración de cada uno de los miembros, la
comunicación fluida, el entendimiento, la unión, el cumplimiento de su rol y el
sacrificio por la misión común o los objetivos trazados entre otros. Cuando se
prioriza lo colectivo sobre lo individual se sienten menos las bajadas de nivel
individual, puesto que el equipo esta cohesionado, unido y responde
colectivamente a los retos y desafíos planteados.
En
un artículo sobre liderazgo recordamos la definición genuina de dicho término, “hay que ir a la raíz inglesa de la palabra
líder, que es Lead que significa “mostrar el camino a recorrer marchando por
delante”. Primero entonces es la misión común, el objetivo del equipo, el
bien de todos.
Eso
es lo que el líder de un equipo, de una institución o de un país esta invitado
a buscar. El líder es el que va adelante, conduciendo con su vida y testimonio.
En
el caso de un equipo de fútbol se trata entonces de desplegar virtudes como el
sacrificio, la renuncia, la cohesión interna, pero también la objetividad en la
lectura de los partidos o resultados y el funcionamiento del equipo.
Argentina
en este mundial careció de ese líder que comunicara la defensa con la delantera. En el
partido con Alemania faltó un líder que tomara decisiones fuertes y radicales
con el fin de cambiar el rumbo del partido, que en dicha etapa era vencer o
quedarse fuera del mundial. Pareciera también que se subestimo al rival y eso
depende mucho del cuerpo técnico que es finalmente quien maneja la estrategia y
la táctica dentro de un equipo de fútbol.
Nada
de esto quiere evitar decir que Argentina creció y cambió mucho en este mundial
a diferencia del que terminó angustiosamente las eliminatorias. Y claro eso fue
obra también del cuerpo técnico, sin embargo para seguir adelante no le alcanzó.
Quienes
presenciamos a otros equipos de Argentina en los mundiales Argentina 78 y
México 86 sabemos bien lo importante y fuerte que fue el trabajo en equipo, el
trabajo en común, la fuerza que tuvo para Menotti y Bilardo –ambos con estilos
y perspectivas muy distintas- la
cohesión interna y unidad del equipo para lograr el Campeonato del mundo.
Psi. Humberto
Del Castillo Drago
Sodálite.
Director General de Areté.
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