1. Introducción:
Estamos
a pocos días de concluir un año y empezar otro. Son muchos los que corren para
terminar informes, preparar planes y presupuestos y en general para cerrar el
año y preparar el próximo, por lo menos en cuánto a objetivos, metas e incluso
flujos de caja. No es raro para muchos que sean días también de comprar
regalos, ropa y preparar la celebración de Navidad pero también la celebración
del año nuevo. También es importante decir que para la mayoría son días de
cambio de actividad, de vacaciones, de viajes y paseos y de compartir con la
familia. Queramos o no el ritmo cambia y se pasa del stress del fin del año a
la calma del inicio de otro año. Por medio del presente quiero
aproximarme a lo que significa terminar un año y empezar otro con las
bendiciones y dones regalados por el Creador.
2. El Año Nuevo:
Sabemos
todos que el año nuevo occidental empieza el 1 de Enero, siguiendo el
calendario gregoriano, que fue instaurado por el papa Gregorio XIII en 1582, y
que hoy se utiliza en la mayoría de los países del mundo. Haciendo un poco de
historia hay que recordar que el calendario romano comenzaba el primer día del
mes de marzo. Sin embargo, era en el mes de enero (el undécimo mes) cuando los
cónsules de la Antigua Roma asumían el gobierno, por eso Julio César, en el año
47 a. C., modificó el sistema, y creó el calendario juliano que, con algunas
modificaciones realizadas en tiempos del cónsul Marco Antonio en 44 a. C., el
emperador Augusto César en 8 a. C. y finalmente por el papa Gregorio XIII en
1582, se utiliza hasta hoy. En éste el año comienza el día 1 de enero.
Posteriormente, el calendario gregoriano mantuvo la costumbre, y la celebración
se caracterizó con un significado religioso durante la Edad Media y los siglos
posteriores. Al expandirse la cultura occidental, el 1 de Enero se ha
convertido en la fecha de carácter universal, incluso en países con sus propias
celebraciones de Año nuevo, como China por ejemplo. En la actualidad, la
celebración de Año Nuevo es una de las principales celebraciones en el mundo.
3. La Celebración del Año Nuevo:
Hoy
en día se celebra en todos los rincones del mundo el nuevo año. Todos
celebramos de una manera u otra el advenimiento del nuevo año. Es impresionante
la fuerza que ha ido cogiendo está celebración; no resulta ocioso decir que el
consumismo de nuestra sociedad actual prácticamente ha impuesto por doquier la
celebración de la que venimos hablando. Se realizan grandes eventos,
actividades y fiestas en las principales ciudades durante la noche vieja y se espera las 12
para dar la bienvenida al nuevo año siendo acompañados con grandes juegos de
pirotecnia y muchas otras tradiciones según los distintos países y culturas. Mientras
en Sídney por ejemplo se lanzan a medianoche más de 80.000 fuegos de artificio
ante más de un millón y medio de asistentes, y en Valparaíso (Chile) reciben a
más de dos millones de visitantes para presenciar la pirotecnia más extensa del
mundo a lo largo de 30 kilómetros de fuegos de artificio sobre toda la bahía;
son apenas dos ejemplos de todo lo que hace en el mundo en la noche del 31 de
Diciembre y madrugada del 1 de Enero.
4. ¿Qué celebramos en Año Nuevo?
Está
pregunta resulta importante en medio de tanta bulla, ruido, algarabía, alegría,
tristeza, compartir familiar, licor, regalos, rumba, música, fiesta, drogas,
viajes, paseos, descanso, vacaciones, desenfreno sexual, accidentes de tráfico
entre otros. No intento dar una clase de moral o ética respeto de la
celebración del año nuevo. Consideramos que cada quién podrá tomar sus
decisiones desde su principios y valores, desde su reflexión y desde lo que
quiere finalmente hacer o no hacer en estos días. Pero qué ¿Celebramos
en Año Nuevo? Sabemos ¿Qué celebramos? O simplemente “Celebramos”. ¿Por qué celebramos? Y ¿Qué
celebramos?, nuevamente.
Desde
una mirada trascendente de la vida considero que son muchos los que celebran
que Dios les regala un nuevo año, un año que se espera sea de muchos dones,
desafíos, retos, aventuras, bendiciones y regalos de Dios. Otros seguramente
esperan que el nuevo año sea mejor que el que está acabando y es que en el
corazón del hombre está inscrito ese anhelo, esa nostalgia de avanzar, crecer,
ese hambre de infinito y reconciliación. Habrá quienes intentarán olvidar las
penas y malos momentos de los días pasados en la celebración del 31.
Considero
importante en estos días reflexionar en primer lugar sobre todo lo bueno que me ha pasado en el año que
termina, son muchos dones, muchas bendiciones, muchos regalos; pero como todo en
la vida seguramente también hay cosas por mejor, cosas no tan buenas o
podríamos decir malas o malucas y esas cosas son las segundas cosas que hay que
mirar. No hay que tener miedo de hacer un balance del año, no hay que tener
miedo de pensar en hacer una evaluación personal, ¿Avance o no?, ¿Crecí o no?,
¿Qué me deja el año que se va? La invitación es a realizar un balance o
evaluación personal desde una mirada objetiva, positiva e integral de mi año y
de mi vida. No es raro que haya quienes miran solo lo negativo o lo malo, y es
que eso a veces es lo más fácil. Se trata de ser objetivos y realistas. Se
trata de abrirnos a la verdad de nosotros mismos y de nuestra vida. Se trata de
abrirnos a la verdad del año que se va. Estamos invitados a ver nuestro año con
reverencia. Mi amigo Oscar Tokumura en su nuevo libro”Dios en tu vida
cotidiana” dice que “la reverencia en su
sentido más pleno supone ver la realidad con los ojos del Señor Jesús y
comprenderla en todo su misterio y profundidad, tomando los detalles más
pequeños en clave simbólica, como quien mira la punta de un iceberg que revela
la presencia de algo mucho más grande no perceptible a simple vista”. (Pág. 63)
Al
realizar el balance o evaluación seguramente daremos gracias al Creador por
todo lo que nos regaló y les daremos gracias también a todas las personas que
nos ayudaron, que nos sirvieron, que obraron el bien con nosotros.
Por
otro lado tomaremos resoluciones y compromisos o nos trazaremos nuevas metas y
objetivos con la idea de mejorar, cambiar, de dar pasos importantes en nuestras
vidas para seguir desarrollándonos integralmente como personas de bien. Esté
momento también es sumamente importante puesto que deseamos construir una
existencia virtuosa que ayude a muchas personas a encontrar el sentido de su
vida.
Además
de formular metas y compromisos considero que es importante aceptar lo malo que
hicimos o lo que no hicimos y si es necesario pedir perdón e incluso perdonar
si es el caso. Una condición importante para cambiar y mejorar es aceptar esas
conductas o comportamientos, esas situaciones, esos defectos, esos criterios y
emociones que nos atan o esclavizan.
5. Conclusión:
Se
trata de empezar el año con una actitud de agradecimiento por todo lo recibido
y realizado, también con un deseo de mejorar y crecer. No podemos empezar el
año sin “Un fin en la Mente” como dice Stephen Covey. “Empezar
con un fin en mente significa comenzar con una clara comprensión de su destino.
Significa saber adónde se está yendo, de modo que se pueda comprender mejor
dónde se está, y dar siempre los pasos adecuados en la dirección correcta.
Resulta increíblemente fácil caer en la trampa de la actividad, en el ajetreo
de la vida, trabajar cada vez más para trepar por la escalera del éxito, y
descubrir finalmente que está apoyada en la pared equivocada. Es posible estar
atareado-muy atareado-sin ser muy efectivo”. ( Los 7 Hábitos de la gente
altamente efectiva. Pág. 113. S.Covey)
Que
esté fin de año podamos encontrarnos con nosotros mismos y con el Señor de nuestra historia, de manera
que podamos renovarnos en nuestros deseos de dar gloria a Dios con todas
nuestras vidas.
¡FELIZ AÑO NUEVO, QUE DIOS LO COLME DE MUCHAS
BENDICIONES!
Humberto
Del Castillo Drago
Sodálite
Psicólogo
Director
General de Areté