Hoy
escuchamos, en muchos lugares y en distintos ámbitos, la palabra “líder” o la
necesidad de ejercer liderazgo o lo importante que es ser líder en el mundo
actual.
Como
siempre, se trata de dar una mirada integral y auténticamente humana a este
concepto. Hace ya algunos días estuve revisando una conferencia de Alejandro Bermúdez,
conocido Director de ACI
Prensa , sobre el tema del liderazgo, donde él empieza
recordando la definición del diccionario de dicha palabra: “Persona a la que un grupo sigue, reconociéndolo como jefe u orientador.,
Frente a dicha definición sabemos que hay distintos tipos de liderazgo y
distintas personas que lideran, en distintos ámbitos de nuestra sociedad.
Bermúdez
nos invita a reflexionar sobre aquellos que piensan que ser líder es ser un
demagogo: aquel que domina la comunicación para convencer a la gente sin
reparar en los medios; o un manipulador: aquél que logra que los demás hagan lo que no desean; o un dictador o tirano: aquel que fuerza a un
grupo o nación a un comportamiento colectivo determinado.
Frente
a todo esto, hay que ir a la raíz inglesa de la palabra líder, que es Lead que
significa “mostrar el camino a recorrer
marchando por delante”. Es decir no se trata de buscar el beneficio
personal o un fin arbitrario. Se trata de buscar siempre el bien de aquellos a
los que lidera, el bien objetivo del grupo, se trata de conducir con coherencia
y constancia caminando por delante. En ese sentido, es fundamental entender que
el líder se presenta como un modelo a seguir, un ejemplo de vida que nos
alienta y anima a caminar buscando el bien común y la felicidad propia.
En
este sentido hay que insistir en lo importante que es el testimonio de vida, el
ser ejemplo para los demás. Se predica con el ejemplo, con el testimonio, y la
coherencia de vida.
Toda
persona que ejerce algún tipo de liderazgo, sea por el puesto o rol que
desempeña, sea por las capacidades que tiene, esta invitado a vivir la virtud,
el señorío de sí mismo, la maestría personal, de manera que proyecte realmente
quién es en realidad, y no sus rupturas o máscaras.
Todo
ser humano está invitado a plenificar su existencia amando al creador y amándose
a sí mismo. Dicha vivencia del amor implica también encuentro y conocimiento de
sí y de Dios, que son importantes para el autodominio y maestría personal.
Es
fundamental para nuestra vida abrirnos a un conocimiento hondo de nosotros
mismos donde podamos responder a nuestra propia identidad y podamos ser líderes
de nosotros mismos para ayudar a otros que viven alejados de sí o alienados en
medio de máscaras para que encuentren el camino de la propia realización.
Humberto Del Castillo Drago
Sodálite, Psicólogo y Director General de Areté