Yepes y Aranguren
(2003), establecen que: “La felicidad es aquello a lo que todos aspiramos, aun
sin saberlo, por el mero hecho de vivir” (p. 157). Efectivamente, todos los seres
humanos poseen en lo más hondo de sí mismos (mismidad) un anhelo o nostalgia de
felicidad, de infinito y de reconciliación que los lleva a buscar la felicidad.
Es importante reflexionar sobre qué se entiende por “felicidad”, debido a que
no es raro que, en medio del relativismo imperante, haya también confusión, subjetivismo,
ignorancia y gran cantidad de errores al respecto.
La palabra
felicidad es entonces sinónimo de realización personal o vida lograda que implica
un crecimiento y desarrollo en todas las áreas del ser humano. Rojas (2009), afirma
que: “La felicidad consiste en tener un proyecto de vida coherente y realista”
(p.74). Por su parte, Yepes y Aranguren (2003), conciben que la felicidad sería
el bien incondicionado, el que dirige todas las acciones del ser humano y colma
todos sus deseos.
Ese “bien
incondicionado”, no sería, evidentemente, medio para conseguir ningún otro, porque
los contendría a todos, y alcanzarlo supondría tener una vida lograda. Así
mismo, los clásicos nunca vacilaron en decir que un bien semejante sólo podía
ser el Bien Absoluto, es decir, Dios.
Ahora bien,
recordando lo que dice Rojas (1994), es importante insistir en que la felicidad
es el bien supremo perfecto, y su objetivo es la realización plena de uno
mismo.
Es en este
sentido que se comprende como la aspiración más completa del ser humano, la más
alta, su vocación fundamental, su inclinación primaria hacia la que apuntan
todos sus esfuerzos, así como la meta suprema y el horizonte hacia el cual se
camina. En este orden de ideas, el mencionado autor afirma en su libro Los
lenguajes del deseo, lo siguiente:
La felicidad
consiste en tener una vida completa, coherente, en la que los deseos hayan
salido bien o hayan fracasado, pero que por encima de todo tracen un hilo de
fondo que lo enlaza todo: un sentido de la vida. Eso es lo que descubrimos los psiquiatras
al perforar la superficie de una biografía. Voy a ser más apasionado en mis
palabras: hay que hacer de la propia vida una pequeña obra de arte (p. 11).
Además, será
preciso añadir esta cita a continuación que se considera importante para seguir
profundizando en esta conceptualización:
La felicidad es
saber vivir como persona, buscando que la existencia sea lo más plena posible,
pero llena de amor auténtico. Hay que buscar una vida que merezca la pena ser
vivida, en la que los deseos sean analizados en su conveniencia o aplazamiento,
pero que nada humano sea rechazado de entrada. Ser feliz es alcanzar una vida
rematada, redonda, completa, entera, bien estructurada, con el menor número
posible de incoherencias en su seno, presidida por el amor y el trabajo, la
entrega y la actividad que busca el bien propio y de los demás” (p. 35).
La felicidad
consiste entonces en llevar o haber llevado una vida de plenitud, de finura de
espíritu o bien acabada. Produciendo esto la paz y alegría que se requieren
para conservar la felicidad. Pero se debe entender bien que ese “estar
acabada”, significa dos cosas: 1). Que es una síntesis del proceso de vivir y
2). Que esa plenitud la hace perdurar y la sitúa por encima del tiempo.
A continuación,
se desarrollarán algunas características de la felicidad con base en el libro
Yo también quiero ser feliz de Perazzo (2016):
1. COMUNIÓN: Se concibe
que desde la relación con los demás se encuentra la plenitud basada en la
comunión con Dios. Esto se explica porque la persona es un ser para el encuentro,
el amor, la comunicación asertiva y de las existencias.
2. UNIVERSALIDAD:
Esto quiere decir que está al alcance de todos, es decir, todos los seres
humanos están invitados y son capaces de ser felices.
3. PAZ: Cuando
alguien es feliz experimenta paz y serenidad en medio de los retos, desafíos y
tribulaciones que conlleva la vida cotidiana.
4. INALIENABLE:
Se comprende en el sentido en que nada ni nadie puede quitar la felicidad de
otro, a menos que la persona elija dejar de ser feliz.
Psi. Humberto Del Castillo Drago.
Sodálite.
Director General de Areté.
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