Un punto
importante dentro del itinerario o proceso de reconocimiento, aceptación y perdón
es la apertura al amor de Dios en nuestras vidas. No es raro que estemos
cerrados a Dios, a su Plan y, claro está, a su amor misericordioso. Así que en
este punto es clave que te hagas las siguientes preguntas: ¿Cómo es tu relación
con el Señor? ¿Qué tan amigo eres del Señor? ¿Qué tanto le amas? ¿Qué tanto
confías en su amor y misericordia? Si acepto al Señor en mi vida, me aceptaré a
mí mismo. Si me acepto como soy, acepto también el amor que Dios me da. Pero,
si por el contrario, me rechazo, si me desprecio, también me cierro o niego el
amor que Dios me procura (Philippe, 2012).
La acogida y
aceptación del perdón, la misericordia del amor de Dios en mi vida me conducen
a la apertura de la cuádruple reconciliación (con Dios, conmigo mismo, con los
demás y con la naturaleza). Reconciliar significa volver a juntar, reunir, unir
dos partes que están alejadas, sanar, curar y juntar algo que se rompió, etc.
Para efectos de la psicoterapia de la reconciliación se empieza, se acentúa la
reconciliación con uno mismo, dado que la persona llega normalmente con un
dolor o sufrimiento psíquico. Se recomienda entonces abrirse no sólo a la
reconciliación consigo mismo sino también a las demás dimensiones de ella.
Es clave
aclarar que se ha insistido en el tema de la apertura y acogida porque
entendemos que éste es un proceso de apertura a la gracia de Dios, quien
siempre tiene la iniciativa; y A la presencia del Espíritu. Ellos son quienes
lograrán sanar y reconciliar con la cooperación de la persona. De esta manera,
el presente trabajo busca ofrecer distintos medios para cooperar y avanzar en
la reconciliación que finalmente se logrará por gracia de Dios.
Psi.
Humberto Del Castillo Drago.
Sodálite
Director
General de Areté.
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